Yo amo la renuncia de Granier

Debe renunciar Andrés Granier, El Químico, por salud pública, por bienestar social. Porque nadie le hace caso. Porque no gobierna. Porque defraudó al pueblo. Salvó a las siglas del PRI, es cierto, ante la evidente derrota si postulaban a Floricel Medina, pero fue en vano. Porque la gente estaba esperando un cambio y logró engañar que él podía serlo y dirigirlo. Dijo en su campaña: “voten por los andreses”, en referencia a Andrés Manuel para la elección federal  y para él en la estatal. Porque engañó con los programas sociales para las madres solteras, discapacitados y viejitos. Los metió para confundir a la gente, pero no lo hizo ley, de tal manera que ahora pudieron quitarlos fácilmente. Porque se aconchó a la inundación y a la de la influenza para no hacer nada, y pedir ayuda internacional.  Porque se enteró que su par químico Escayola andaba regalando, en su precampaña para no sé qué, ropas y zapatos que enviaron otros estados para ayudar a la población, y no dijo nada. Porque aquí gritó en noviembre del 2007 contra la federación en defensa de los tabasqueños, pero cuando llegaba Calderón su discurso cambiaba radicalmente y parecían palabras puestas como alfombra.

Porque reza para que venga otra inundación o terremoto y tener a qué echarle la culpa de la incapacidad de este gobierno y las finanzas quebradas.

Porque no seleccionó a los mejores cuadros para gobernar. Simplemente acomodó a la gente de campaña, sin ver proyectos o visiones de largo plazo. Y de todo esto se dan cuenta en las dependencias públicas. Porque metió más de 5 mil personas a la nómina del estado. Porque supo que los funcionarios abandonaban los puestos para hacer actividades del PRI en las recientes pasadas elecciones, y no les dijo nada. Porque ha permitido el saqueo de los bienes públicos de muchas formas, y mantiene el “bono de fatiga”, para legalizar el robo, además de otras altas compensaciones para la alta burocracia. Porque tiene en quiebra al ISSET, se robaron los fondos de pensiones y jubilaciones; las quincenas en las dependencias las pagan en abonos; y en los centros de salud no hay medicinas.

Porque no ha hecho nada en tres años más que lamentarse, rifar dos o tres carros con las enfermeras y educadoras. Porque lo recuerdan los villahermosinos porque dejó de herencia, como presidente de Centro, la cantina más grande en el malecón conocido como CENMA (centro de entretenimiento del malecón), a donde ni de chiripa llegan familias y menos después de las 6 de la tarde. Porque lo abuchean en todas partes (la más reciente en la UJAT), le perdieron el respeto hasta los que votaron por él. Por los despidos masivos que está haciendo en la burocracia, sin corazón para entender a esas familias a las que les parte la manera de ganarse la comida, el pan, la sal. Porque ya cumplió su sueño de llegar a ser gobernador. Ya basta, que renuncie, que  no le haga más daño al estado.

Porque no hay plan estatal de desarrollo, no se sabe que se está haciendo, que se piensa hacer en los rubros de desarrollo agropecuario o en lo industrial o en turismo. Porque la educación se encuentra en los últimos lugares y no hay otros sino habría peligro de quedar más abajo. Porque para él es más fácil obedecer a Elba Esther, que echar a andar una verdadera revolución educativa, necesaria e impostergable, con acuerdos de todos los sectores de la sociedad.

Porque metió una tarifa de taxis que nadie quiere, ni los usuarios, ni los dueños ni los choferes. Porque mandó toletear el día 19 del presente a los reporteros y fotógrafos que nada debían ni temían, sino que sólo estaban cubriendo el acto de reunión pacífica de ciudadanos, choferes de ocupación, y los taxis que pretendían levantar no estorbaban a nadie.

Porque Granier es influyente en Tabasco, solamente, y en México tiene que pedir audiencia con los secretarios de estado y a veces ni lo reciben.

Porque Tabasco ha tenido malos gobernadores, pero Granier les gana con ventaja, lo dice la opinión general.   Por esas y miles de razones más, yo amo la renuncia de Granier más que nunca.