Merecido homenaje a Teodosio García Ruiz (Cunduacán, Tab; 1964), poeta, ensayista, profesor de telesecundaria y promotor cultural, le organizó del 22 al 26 de marzo la Sociedad de Escritores tabasqueños “Voces y Letras de Tabasco”, cuyo presidente es Margarito Palacios Maldonado.
El Teo estudió Ciencias de la Educación en la UJAT. En esos años de mediados de los 80 era conocido como “l´enfant terrible” de la literatura tabasqueña. Alegre y robusto, con un cuaderno doblado en el bolso trasero de su pantalón, hacía su recorrido tanto por los circuitos culturales, como por las cervecerías en búsqueda de la charla interminable sobre diversos tópicos: Thalía, Arreola y Octavio Paz, Nieto, el futbol, el boxeo, meseras y vecinas de buen ver, los amores, las decepciones, las revistas culturales, etcétera.
La voz literaria de El Teo es de las que rompen con la tradición de provincia enfocada en muchos casos a rimar los versos y someterse a la métrica. El Teo escribe desde entonces de una manera desenfadada, coloquial, sin la retórica convencional del cisne poeta.
Teodosio García es prolífico. Ha publicado entre otros: “Sin Lugar a dudas”, “Memorial de Sotavento”. “Textos de un falso curandero”, “Furias nuevas”, “Palimpsestos”, “Yo soy el cantante”, “Poemas y canciones para la infanta”, entre muchos otros.
El Teo perdió la vista a los 35 años debido a una diabetes -afirma él que- mal cuidada. Sin embargo eso no fue impedimento para que continuara con su labor literaria y de promoción cultural desde otra óptica: desde la oscuridad física, pero con las mismas luces y afinadas sensaciones de percepción. Continuó escribiendo, leyendo y promoviendo la lectura con la actitud de irreverencia de siempre. Por supuesto que en una Villahermosa de tradiciones literarias de mucho arraigo, y donde Carlos Pellicer es el fulgurante poeta de América, cualquier afirmación de crítica leve puede parecer de loca irreverencia.
Ha sido coordinador de talleres literarios. Quienes han asistido a ellos aseguran que tiene el encanto didáctico de la rigurosidad y la jocosidad en sus comentarios. Señala, comenta y sugiere desde sus amplios conocimientos y experiencias, lo cual motiva para que el tallerista siga leyendo y escribiendo, pero con mayor compromiso en el oficio de la escritura.
El Teo sigue con su vital actividad de escritor. Se le identifica con sus lentes negros, su bastón, su seguridad en el hablar y su inconfundible sonrisa. Alce su copa, el Teo, y digamos Salud, zoorra!!
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