jueves, 20 de mayo de 2010

Más coces da El Químico




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 Andrés Granier Melo  se quita la careta una vez más y dando coces lanza a la calle a miles de trabajadores del Gobierno. Fachada del ICADET.(Foto: Joel Arias)

Andrés Granier Melo  se quita la careta una vez más y dando coces (de coz)  lanza a la calle a miles de trabajadores de gobierno. Lo hace siguiendo el refrán popular de que “la cuerda se rompe siempre por lo más delgado”. Y en efecto, se van los trabajadores por honorarios, los de lista de raya, los de “confianza”. Es decir, los que no están sindicalizados o no tienen “padrinos”.
Quienes son corridos del empleo son los de más baja categoría y mandos medios. Hasta allí llega el recorte. A los mandos altos se les acomodará en otros puestos porque son cómplices de trapacerías en las campañas electorales -cuando no beneficiarios directos.
Cínico, el Químico y sus cómplices manejaron en la opacidad por buen tiempo el bono de fatiga de los altos funcionarios (¿de cuánto, Sáenz Pineda, fue el saqueo durante tres años?);  en secreto manejan las compensaciones que  aún siguen cobrando. Y el apoyo a personas de edad avanzada, de capacidades diferentes y madres solteras es historia; lo usaron sin orden ni control sólo para elecciones.
El desgobierno del Químico está quebrado. No les salen las cuentas y no tiene a la mano un desastre natural como la inundación para justificar su incapacidad de gobernar al noble, trabajador  y generoso pueblo de Tabasco.
La camarilla en el poder es insensible a las necesidades del pueblo; este es sólo -para ellos- la masa de barro por la que llegan al poder. Estos ponen sus esperanzas en la oposición, pero sus dirigentes partidarios en estos momentos no están a la altura de las circunstancias.
Andrés Granier,  conocido también como El Químico, rapaz y ñoño, cumplió su sueño de ser gobernador. Sin saber para qué, pero lo logró. Para su ego personal estará su fotografía en el nuevo salón de gobernadores; en correspondencia el infalible juicio de la historia lo calificará como gris, opaco. Hay que ayudar a ese juicio y agregar que es actitud criminal el cercenar las posibilidades de un mejor futuro para las nuevas generaciones. Y no es con  coces, Granier, con lo que se gobierna un pueblo, por lo demás, noble.

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