miércoles, 22 de mayo de 2013

Vuelta de tuerca necesita la educación de Tabasco. Urge.



Antonio Solís Calvillo
En el sistema público de educación en Tabasco se requiere con urgencia una vuelta de tuerca o viraje de timón, como mejor nos agrade llamarlo. Y esto lo afirmamos porque el área es estratégica para el desarrollo de la sociedad, y por lo tanto forma parte del paquete ofrecido en la campaña del cambio verdadero, lo mismo en el de impartición de justicia, como el de la producción del campo, y otros.  
Se dijo verdadero el cambio porque no bastaba sacar al PRI del gobierno, como el cambio que ofreció el PAN a nivel nacional en 2006, que resultó un fiasco, sino con uno real, mediante el cual se llegue a mejorar las condiciones de vida de las familias, de las que menos tienen. ¿Si no para qué el cambio?
En todos los órdenes de la vida tabasqueña deberá notarse, más temprano que tarde, pero destaco en esta ocasión el de educación.
Para empezar. En educación son los mismos actores: maestros y directivos, acostumbrados a trabajar la mayoría de ellos de una manera rutinaria, por falta de incentivos sociales (no económicos). Ellos hacen como que cumplen  en su función y llenan y entregan formatos, elaboran informes, etc,   que es lo que siempre quiere la burocracia, acusan. Y algunos -o muchos de ellos- buscan acomodos de amigos o familiares en la estructura educativa, tanto sea en plazas o contratos como en cambios de adscripción para que estén más cercanos.
Para sostener la idea, de ser lo mismo por ahora, baste señalar que son los mismos programas federales y locales, además de ser los mismos formatos u otros con ligeros cambios. Si no se toma conciencia sobre ellos, entonces la ciudadanía entrará en el desencanto por el cambio anunciado, o entrará en certidumbre de que sí es posible, siempre y cuando note cambios de actitudes de los principales actores.
No dudo que los nombramientos de funcionarios en la Secretaría de Educación (SE), en mayoría hayan sido buenos, sin embargo misma estructura institucional, grande y compleja, limita y quita posibilidades de hacer las cosas mejor.
Ante esta situación que bien conocemos todos desde hace muchos años, se debe reflexionar sobre el tipo de sociedad que se quiere, y reflexionar si se está cumpliendo y en qué grado. Esta discusión debe a mi parecer ser impulsada quizá por el gobierno del estado, para señalar un rumbo distinto a como se hacen las cosas, porque si no, entonces no habría diferencia.
No basta quitar plazas mal habidas, aunque eso está muy bien. Ni hacer pública la información sobre sueldos o salarios o nuevos gastos de inversión, o desfalcos, y hurtos del erario. O transparentar los cambios de adscripción. No basta. Es necesario tomar por asalto la línea educativa, como parte sustancial del nuevo gobierno.
Para ello no hay fórmulas escritas. Se requiere imaginación, mucha, organización y unidad. Una vez alguien dijo: se requiere decretar estado de emergencia en educación. No supe en ese momento si tenía razón. Ni estoy seguro que la tenga ahora. Pero si por los resultados medimos la eficiencia del sistema educativo estatal (y federal) entonces concluimos que fue un fracaso en los sexenios anteriores y lo será en el presente si se hace lo mismo, con apenas variantes ligeras e insignificantes en la forma, como a la fecha.

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