Son varios
los rubros donde se debe enfocar el gobierno del estado (de Tabasco, que inició
el 1 de enero de este año), pero destaquemos tres: educación, atención al campo
y salud. Deben atenderse en prioridad por muchas razones, pero la principal es
la sobrevivencia social.
En
educación ya dijimos en otro artículo que se deben hacer las cosas de manera
distinta a los sexenios anteriores. Y no es fácil. No lo es porque son las
mismas personas en los mandos de la estructura burocrática, y los mismos
trabajadores de la educación. En síntesis es la misma estructura, los mismos
reglamentos, programas y los mismos sindicatos SNTE y SITET, con el ingrediente
que ahora son dos más: el de Diego Ánimas y el de Hernán Domínguez.
Deberá
darse un golpe de timón, una vuelta de tuerca en educación. ¿Cómo? Habrá que
determinarlo entre todos. Pero reitero que el gobierno debe dar la pauta. De no
hacerlo se caería en peligro de que haciendo lo mismo, se tengan los mismos
resultados. En otras palabras, de que no se perciba el cambio real y verdadero.
Para un
ejemplo recuerdo que en el sexenio pasado la Profra. Beatriz Luque –ahora
indiciada- y sus cercanos daban la indicación de remontar los resultados de la
prueba ENLACE fuera como fuera. Para lograr su objetivo filtraban el examen
para que los alumnos y maestros los resolvieran desde antes y tuvieran la clave
ya en el día de resolver el examen. Irresponsables los que lo hicieron y
quienes les siguieron el juego.
Hasta donde
se sabe, en la aplicación de la prueba ENLACE hace apenas unos días se hizo lo
mismo. No por indicaciones del C. Secretario Rodolfo Lara Lagunas. Sino por la
inercia misma de la estructura burocrática de la Secretaría de Educación. Y por
supuesto, no en todos lados, pero sí en varias partes.
El tema de
la atención al campo se debe reconceptualizar. Y buscar consensos en virtud que
es en el campo donde se producen el total de los alimentos para la sociedad en
su conjunto. Es un deber del nuevo gobierno plantear el tema como prioridad. De
no hacerlo seguirá la práctica común de que los hijos de los campesinos –y el
jefe de familia- busquen emigrar a la ciudad para buscar la manera de ganarse
un jornal y comprar alimentos.
Esto por
supuesto agrava la situación, porque en la ciudad no hay creación de fuentes de
empleo. Al contrario hay cierre de empresas, lo cual en búsqueda de empleo transforma
a los hombres y los pone en situación límite. Lo anterior provoca roces,
enfrentamientos, y luego, violencia por la necesidad del alimento.
La mirada
del gobierno debe concentrarse en el campo: créditos blandos a la producción
(no al clientelismo), tractores, semillas y fertilizantes, como nunca antes se
había visto. Y desde luego invertirle en gasolina para los tractores, de tal
manera que las familias del campo tengan todas las facilidades para producir
sus alimentos, los propios para el consumo y el excedente para intercambio. Y
todo esto en acuerdo con los productores, para que todo se haga a tiempo.
Recordemos
que desde hace varios años se invirtió en publicidad para el gobernante en
turno en un aberrante culto a la personalidad, en detrimento de la inversión al
campo, salud y educación. Recordemos que en esa desordenada e irresponsable
manera de gobernar se dio asimismo prioridad a la creación de grandes centros
de consumo como los hipermercados y plazas comerciales.
Y en el
abandono al campo se empezó a notar una migración lenta e imparable hacia
Villahermosa, y trascendida esta por la falta de oportunidades, la gente del
campo empezó a emigrar a Cancún, Estados Unidos y a Canadá y las rancherías y
poblados de Tabasco se empezaron a ver como lugares del abandono; literalmente
como pueblos fantasmas. Y la Villa “hermosa” se convirtió en una ciudad caótica
del tráfico, de la delincuencia organizada y desorganizada, del hacinamiento,
del errabundo caminar de personas sin esperanza, sin empleo.
Reitero: se
debe recapitular que se desatendió un espacio sustancial de convivencia, que es
el campo. No es tarea fácil, como decirlo desde un artículo, pero se debe
construir una visión amplia, abarcadora y compartida, que comprenda un campo
productor eminentemente. Y que se note una dinámica distinta en ese sector.
Reiteramos: las mismas personas haciendo casi lo mismo, da como resultado casi lo
mismo. Entonces ¿cuál cambio?
Por eso, si
decimos que educación, campo y salud deben ser prioridad, es porque están
interrelacionados. Un campo productor alimenta mejor a los niños que llegan a
la escuela, y estarán en mejor condiciones para el aprendizaje. Y bien
alimentados estarán menos propensos a las enfermedades propias de la pobreza y
miseria.
Cambio
verdadero significa también que todos miremos de nuevo al campo.
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