domingo, 12 de febrero de 2012

Apunte sobre educación en la alternancia


(Parte 1 de 2)


El sistema educativo del estado es un bien común y, por lo tanto, debería ser de interés de todos los sectores, no solo del gobierno, de los sindicatos y de los maestros. De sus resultados depende la tranquilidad social y la convivencia. De la formación e información que los educandos reciben en las aulas, depende su comportamiento como adolescentes y adultos. Del buen funcionamiento de la educación depende el funcionamiento de las fábricas y empresas, investigación, administración pública, relación entre los vecinos, etc.
Y claro debemos destacar de antemano que la educación no se reduce al interior de las aulas. Pero para el fin del presente apunte escribiré sobre esta por ahora.
Los rezagos sociales, los conflictos, la ausencia de valores en términos generales tienen que ver con el fracaso del sistema educativo estatal (y federal). Por lo tanto no basta con hacer desde el gobierno como que se cumple con la parte constitucional en proporcionar (art. 3º.) educación gratuita, laica y obligatoria. No basta con tener espacios y aumentar la cobertura, que fue una de las metas de hace ya varias décadas. Se tiene que revisar el esquema con lo que se trabaja en cada centro escolar, y en particular en cada aula. Se debe invitar a todos los sectores sociales a que participen de manera franca y decidida con el rescate del sistema educativo. Se debe declarar “estado de emergencia educativo”, decía en privado en 2005 un alto funcionario de la Secretaría de educación. Si lo hubiera dicho en público lo hubieran expulsado del Olimpo de la burocracia educativa, como lo hicieron después en el cambio de gobierno.
Ya de por si en 2005 estaba en esa situación de precariedad nuestro sistema educativo, cuando vino lo peor con la llegada de Andrés Granier Melo al gobierno del estado, al acomodar por mérito de campaña a los nuevos funcionarios que entraron con él en el 2006. La mayoría de ellos unos buenos para nada, soberbios, vanidosos y, lo peor, sin visión de futuro.
¿Que teníamos en ese momento del 2006 y qué tenemos ahora?: Un magisterio desmotivado; instalaciones en el abandono, laboratorios de química y física sin uso; talleres (de carpintería, mecánica, etc) sin funcionamiento; muchos grupos con más 40 y 50 alumnos;  mandos medios utilizados como lleva y trae documentos; una administración de la dependencia con interés exclusivo en el manejo de plazas y con interés primordial en política partidaria; cuotas de inscripción y venta de alimentos chatarra en las escuelas; rezago en construcción de nuevas instalaciones por más de 10 años. Y los niños y adolescentes de los poblados y comunidades por las tardes no tienen un espacio que les ocupe para aprender arte o practicar deporte, y los acomoda en el abandono del ocio.
En esencia es el diagnóstico que se mantiene desde hace muchos años en el sistema de educación pública en la entidad.
Este diagnóstico es el reflejo del poco interés que los gobiernos desde hace más de 20 años han puesto en la educación de las nuevas generaciones. Y cuando un estado deja de interesarse en la educación, entonces está condenando a las nuevas generaciones a un destino sin perspectivas de desarrollo, lo cual se refleja en la convivencia diaria, en los desequilibrios y conflictos sociales. A la juventud sin perspectivas de salud, empleo, desarrollo personal, es lo que les orilla a las conductas antisociales o enrolarse en grupos que obran al margen de la ley.
Entonces el reto es mayúsculo para el nuevo gobierno de la alternancia. Sin romper el precario equilibrio de relaciones entre los diversos sectores que influyen en el sistema educativo –sindicatos, cuadros administrativos, mandos medios, asociaciones de padres-  deberán de buscarse fórmulas integrales, creativas, que detengan el desastre educativo, y que mitiguen la penuria escolar.
Por supuesto que son necesarias las cubetas de  pintura para maquillar las escuelas; también las canchas techadas; el obsequio de computadoras que debiera ser para todos los estudiantes; los libros que llegan a las escuelas. Se necesita todo eso y más.
Lo anterior no es la política educativa. Esta debe ser un plan ambicioso y real que mueva las conciencias de todos los sectores, que explique la situación en que se encuentra el sistema educativo y que vayamos entre todos, juntos, al rescate de la escuela pública.
El gobierno de la alternancia, el que encabezará el PRD a partir del 2013,  no tendrá varita mágica para resolver los problemas en educación; sin embargo tiene la obligación de actuar distinto a los gobiernos de la corrupción y el saqueo (Gurría, Madrazo, Priego, Andrade, Granier), que tienen abandonado el sector desde hace más de veinte años. Tiene la obligación el gobierno de la alternancia de hacer el planteamiento de la necesidad de actuar distinto en la sociedad y en los centros escolares si queremos tener resultados distintos. Y un buen inicio es el reconocimiento del grave problema por el que atraviesa nuestro sistema escolar, uno de los mayores bienes públicos que tenemos.
En la parte dos publicaremos algunas ideas que hemos conjuntado entre diversos docentes para contribuir a la reflexión sobre el qué hacer en la educación en el gobierno de la alternancia.

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