domingo, 30 de junio de 2013

A un año del triunfo electoral en Tabasco



Dice la canción “hace un año que yo tuve una ilusión, hace un año y hoy se cumple en este día…”. Y precisamente este 1 de julio se cumple un año en que “un conjunto de factores”, materializado en el voto ciudadano en mayoría, le dieron el triunfo por primera vez en Tabasco y municipio de Centro a un candidato distinto al PRI. Sumado en el resultado la mayoría en el Congreso local y las representaciones federales tabasqueñas tanto de diputados como de senadores, fue un triunfo casi de carro completo.
Sobre este acontecimiento  ya se ha hablado mucho durante los doce meses pasados. Y de todo. Y también a ello ha abonado el nombramiento del gabinete, en algunos casos incomprensible. Y de algunas pifias u omisiones que se han cometido, desde el Congreso sin duda, y también desde algunas áreas del gobierno.
Quienes perdieron la elección dan una versión de los hechos y la siguen dando: quieren desacreditar todo lo que se hace y magnificar los errores para sembrar desencanto y confusión. Y quienes ganaron aún no han podido -dadas las circunstancias- proyectar los pros del triunfo. Hemos dicho y lo reitero que la sociedad tabasqueña en su conjunto está en un laboratorio de aprendizaje: el reacomodo de roles y la recomposición de fuerzas políticas. Lo que también es más que cierto es que nada volverá a ser igual luego de ese histórico resultado electoral.
Por un lado la ciudadanía logró darse cuenta que las trampas para que ganen los de siempre (el mafioso PRI) se mantienen más vivas que nunca. Por eso es que Jesús Alí sacó aún más votos que Andrés Granier Melo seis años atrás. Y se dio cuenta la ciudadanía que si se quiere ganar desde la oposición, o sacar al que está enquistado en el poder, debe salir a votar. Así fue: de los que nunca salen a votar, lo hicieron alrededor de entre 9 y 10 % que hicieron la diferencia para lograr el triunfo.  Es decir, el ciudadano se dio cuenta que su voto vale, y es arma poderosa pacífica para ganar la batalla electoral de manera pacífica.
A esa distancia del primero de julio podemos afirmar asimismo que en el interregno tabasqueño, esos seis meses del 2 de julio del 2012 al 1 de enero del 2013, hubo tiempo suficiente para que los funcionarios que iban de salida, como gatos que tapan su propia suciedad, sin el menor recato y aprecio para la vida institucional, dañaran aún más al estado desapareciendo documentos importantes para el funcionamiento en la continuidad. El grupo del gobierno electo no pudo detener tal hecho.
Un año es suficiente para valorar el triunfo del uno de julio. Era justo y necesario. Parecía que el reloj de la historia de Tabasco estaba detenido en un largo grupo gobernante que se reproducía como mal monte y los que entraban a los nuevos gobiernos, emanados del mismo partido, cubrían las espaldas y las cuentas de quienes salían. Era siempre un saqueo de cuello blanco, cubierto con el manto de la impunidad. Eran como nuevos ciclos sexenales de robo encubierto o de frente  a la sociedad.
El nuevo gobierno que entró el 1 de enero del presente tiene ante sí un gran reto: devolver la confianza recibida ese día de la esperanza, devolverla con buen gobierno, con manejo honesto de los recursos, con eficiencia, con obra, con servicios.

A un año la ciudadanía tabasqueña está expectante. Observa con detenimiento el paso de los días y los sucesos. Quiere justicia en el caso de los saqueadores del sexenio pasado. Y esa justicia significa cárcel y decomiso de lo que se llevaron. Ni más ni menos. Y está expectante por lo que se va hacer desde el nuevo gobierno para recomponer el estado. Quiere cambios notorios y sustanciales. Decimos, hacer lo mismo con las mismas personas, da como resultado lo mismo. Se tienen que dar vueltas de tuerca en todas las áreas. Principalmente en educación, salud, atención al campo. Los ciudadanos reconocen que hay tiempos y formas. Que se encontró un estado financiero en desastre. Sin embargo es buen tiempo para echar a andar los nuevos actos de este gobierno, con firmeza, con visión. Para eso está planteado el nuevo Plan estatal de desarrollo. Y aunque el trecho es largo porque  son cinco años y seis meses que quedan, el plan se va ir materializando en los hechos, o no. Esperamos que sí. 

lunes, 17 de junio de 2013

¿Cambio verdadero en educación, Campo y Salud?


Son varios los rubros donde se debe enfocar el gobierno del estado (de Tabasco, que inició el 1 de enero de este año), pero destaquemos tres: educación, atención al campo y salud. Deben atenderse en prioridad por muchas razones, pero la principal es la sobrevivencia social.
En educación ya dijimos en otro artículo que se deben hacer las cosas de manera distinta a los sexenios anteriores. Y no es fácil. No lo es porque son las mismas personas en los mandos de la estructura burocrática, y los mismos trabajadores de la educación. En síntesis es la misma estructura, los mismos reglamentos, programas y los mismos sindicatos SNTE y SITET, con el ingrediente que ahora son dos más: el de Diego Ánimas y el de Hernán Domínguez.
Deberá darse un golpe de timón, una vuelta de tuerca en educación. ¿Cómo? Habrá que determinarlo entre todos. Pero reitero que el gobierno debe dar la pauta. De no hacerlo se caería en peligro de que haciendo lo mismo, se tengan los mismos resultados. En otras palabras, de que no se perciba el cambio real y verdadero.
Para un ejemplo recuerdo que en el sexenio pasado la Profra. Beatriz Luque –ahora indiciada- y sus cercanos daban la indicación de remontar los resultados de la prueba ENLACE fuera como fuera. Para lograr su objetivo filtraban el examen para que los alumnos y maestros los resolvieran desde antes y tuvieran la clave ya en el día de resolver el examen. Irresponsables los que lo hicieron y quienes les siguieron el juego.
Hasta donde se sabe, en la aplicación de la prueba ENLACE hace apenas unos días se hizo lo mismo. No por indicaciones del C. Secretario Rodolfo Lara Lagunas. Sino por la inercia misma de la estructura burocrática de la Secretaría de Educación. Y por supuesto, no en todos lados, pero sí en varias partes.
El tema de la atención al campo se debe reconceptualizar. Y buscar consensos en virtud que es en el campo donde se producen el total de los alimentos para la sociedad en su conjunto. Es un deber del nuevo gobierno plantear el tema como prioridad. De no hacerlo seguirá la práctica común de que los hijos de los campesinos –y el jefe de familia- busquen emigrar a la ciudad para buscar la manera de ganarse un jornal y comprar alimentos.
Esto por supuesto agrava la situación, porque en la ciudad no hay creación de fuentes de empleo. Al contrario hay cierre de empresas, lo cual en búsqueda de empleo transforma a los hombres y los pone en situación límite. Lo anterior provoca roces, enfrentamientos, y luego, violencia por la necesidad del alimento.
La mirada del gobierno debe concentrarse en el campo: créditos blandos a la producción (no al clientelismo), tractores, semillas y fertilizantes, como nunca antes se había visto. Y desde luego invertirle en gasolina para los tractores, de tal manera que las familias del campo tengan todas las facilidades para producir sus alimentos, los propios para el consumo y el excedente para intercambio. Y todo esto en acuerdo con los productores, para que todo se haga a tiempo.
Recordemos que desde hace varios años se invirtió en publicidad para el gobernante en turno en un aberrante culto a la personalidad, en detrimento de la inversión al campo, salud y educación. Recordemos que en esa desordenada e irresponsable manera de gobernar se dio asimismo prioridad a la creación de grandes centros de consumo como los hipermercados y plazas comerciales.
Y en el abandono al campo se empezó a notar una migración lenta e imparable hacia Villahermosa, y trascendida esta por la falta de oportunidades, la gente del campo empezó a emigrar a Cancún, Estados Unidos y a Canadá y las rancherías y poblados de Tabasco se empezaron a ver como lugares del abandono; literalmente como pueblos fantasmas. Y la Villa “hermosa” se convirtió en una ciudad caótica del tráfico, de la delincuencia organizada y desorganizada, del hacinamiento, del errabundo caminar de personas sin esperanza, sin empleo.
Reitero: se debe recapitular que se desatendió un espacio sustancial de convivencia, que es el campo. No es tarea fácil, como decirlo desde un artículo, pero se debe construir una visión amplia, abarcadora y compartida, que comprenda un campo productor eminentemente. Y que se note una dinámica distinta en ese sector. Reiteramos: las mismas personas haciendo casi lo mismo, da como resultado casi lo mismo. Entonces ¿cuál cambio?
Por eso, si decimos que educación, campo y salud deben ser prioridad, es porque están interrelacionados. Un campo productor alimenta mejor a los niños que llegan a la escuela, y estarán en mejor condiciones para el aprendizaje. Y bien alimentados estarán menos propensos a las enfermedades propias de la pobreza y miseria.
Cambio verdadero significa también que todos miremos de nuevo al campo.