Antonio
Solís Calvillo
lunes, 9 de julio de 2012
Alfredo Peñaloza
Cabe señalar que un mal día, sin
más, los imprescindibles mueren. Son de los que habla Bertolt Brecht en su poema: “…Hay quienes
luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos
son los imprescindibles”.
El sábado próximo
pasado en la madrugada falleció uno de ellos, el Ing. Alfredo Hernández
Peñaloza. Su pensamiento y acción estuvieron siempre con las mejores causas.
Uno de sus temas
centrales, de amor y pasión infinita, su motivación de vida, fue la defensa del petróleo, industria en la que
trabajó durante su vida laboral activa. Como ingeniero especializado en
petróleo, conocía todas las aristas del tema: la parte técnica, la económica y
política, las repercusiones de su explotación irracional; la monumental
corrupción de los funcionarios de la empresa; las complicidades de los líderes
sindicales con los funcionarios; etc.
Alfredo Hernández
Peñaloza fue bujía de muchas organizaciones sociales. Aquí en Tabasco fue punto
de cohesión entre los sindicatos de telefonistas, del STAIUJAT y del Seguro Social.
Fundó en la entidad, junto con otros líderes, el Frente Sindical, Obrero,
Campesino y Estudiantil. Asimismo fue representante del Comité Nacional de
Estudios de la Energía. Y mantenía relaciones fraternas y de colaboración con
la parte americana del Frente Sindical Mundial.
En sus charlas
públicas nunca presentaba fórmulas como solución a la problemática del país y
estado, sino que exponía sus argumentos, siempre con datos, con lógica
impecable. De manera grata ayudaba a generar en los grupos un ambiente de
diálogo y colaboración. Fue un hombre informado y de acción.
Su fallecimiento prematuro,
cuando apenas inicia en Tabasco un movimiento político distinto, deja débil el
flanco ideológico siempre vital. Si es cierto que el cambio verdadero ya está
aquí, con los resultados electorales a favor de lo que se llaman “las
izquierdas”, entonces las discusiones y reflexiones sobre ideología, política y
educación, pierden a una de las personas
con alto grado de conciencia, además muy interesado en estos temas, a los que
consideró vitales para el desarrollo humano.
Y sobre todo fue un
auténtico luchador social y maestro; siempre aconsejaba, siempre alentaba a
seguir en la lucha luego de las noches tristes de derrota, que siempre fue la
constante hasta ahora.
Cesó de latir,
pues, el gran y humano corazón de Alfredo Hernández Peñaloza. Cesó de soñar, de
hablar, de imaginar, de orientar. Hasta el último instante, nos comentan, buscó
y encontró las palabras propias, no de un lecho de enfermo, sino de la tribuna,
del aula, de la sala de conferencias. Su ferviente pensamiento elucubraba
siempre con el tema de la lucha social. Tan es así que aún en su condición de
enfermo salió hace algunas semanas al municipio de Paraíso a presentar el libro
el Cártel negro, de la periodista Ana Lilia Pérez, explicando en pocos minutos,
en un discurso intenso, el tema central: la red de complicidades en PEMEX que
causan daño patrimonial a la nación.
Son pocos los que
luchan toda la vida, hasta en sueños; son pocos pero son imprescindibles.
Descanse en paz el compañero y amigo Ing. Alfredo Hernández Peñaloza.
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