El
interregno tabasqueño
Antonio
Solís Calvillo
Para: el Doctor Guillermo
Morelos Villegas, Rodolfo Lara Lagunas
Don Sergio Isidro Alfaro y Cecilia Vargas Simón.
Entre el gobernante
que se va y el que llega hay un espacio de tiempo, lo que bien se llama “interregno”.
Tabasco tiene dos gobernantes: el saliente, y el electo. Uno no quiere gobernar
ya, el otro no puede hacerlo, sino hasta dentro de un poco más de cinco meses.
El que se va quisiera irse a Cancún o Mónaco desde ya o a un castillo de
Versalles. Nosotros quisiéramos verlo por el rumbo de ciudad Insustrial, frente
al Fraccionamiento Insurgentes y Olmeca. El que llega ya está conjuntando
planes y proyectos y gestionando los presupuestos para el próximo año.
El que se
va (gracias al cúmulo de votos) lleva unas alforjas llenas, muy llenas, de
dinero malhabido y el repudio popular incluidas soberanas mentadas que no le
dañan. No supo, no pudo o no quiso gobernar. Indolente y negligente en todo,
dejó hacer y deshacer a su vástago y a sus funcionarios, uno de ellos, su
dilecto amigo y compadre, Héctor López Peralta, al frente de Obras públicas.
El destinó
los marcó el 1 de julio a fuerza de votos. Votación, claro está, influida por
esa sombra del árbol generoso que lo es Andrés Manuel López Obrador, nuestro
líder, nuestro dirigente, nuestro presidente. Instalados ya como electos, el
Lic. Arturo Núñez y los nuevos presidentes municipales, habrán de hacer gala de
sus luces para conformar un buen equipo de gobierno y trabajar a brazo partido,
como se dice. Hay mucho por hacer.
El hecho
concreto es que se recibe el estado en bancarrota, con deudas de más de 10 mil
millones de pesos; con una industria hecha añicos; y un campo en el completo
abandono. Se recibe el estado con un sistema educativo desordenado lo cual
tiene como consecuencia los conocidos resultados no ´correspondientes con la
inversión. Y los ríos y canales asolvados, lo cual mantiene la incertidumbre de
las inundaciones.
El Lic.
Arturo Núñez Jiménez llega con la fuerza de un pueblo que no se ha resignado a
un destino de oprobio; con la fuerza de los héroes que combatieron en la
batalla electoral del 1 de julio en toda la geografía de Tabasco, con ánimo,
con entusiasmo, con el corazón bien puesto. No héroes anónimos, porque tienen
nombre y apellidos, pero al ser miles y miles hace imposible consignarlos en
este espacio, pero entre vecinos se conocen.
En estos
días los que malbarataron el estado en el granierato están con las maletas
listas para escaparse, con los boletos de avión listos. Y se van porque no
podrán caminar con tranquilidad por las calles de Villahermosa; no podrán
hacerlo con la frente en alto. Ocuparán las residencias que se compraron en
otros estados o países y cambiarán sus rutinas: descansarán de “la fatiga” de
malgobernar Tabasco. Y por las tardes caminarán rumbo a los gimnasios y
aeróbics.
Hay un
clamor popular porque se les enjuicie y se les quite lo que se adjudicaron de
manera ilegal. Sería lo justo y políticamente correcto. Se robaron el destino
de generaciones, en su salud, tanto física y mental y en educación; permítanme
que lo diga de esa forma: gobernaron montados en el pueblo.
El nuevo
gobierno no hará cacería de brujas, porque estas ni existen, ni buscará chivos
expiatorios. Sino que habrá de escuchar lo que el pueblo quiere, necesita y
clama. Sabrá interpretar el mandato del pueblo.
Este
interregno es ´propicio para que se reflexione bien. En todas las áreas, en
todos los grupos, en todos los sectores y en todos los órdenes. Para que se
hagan los mejores planes. Para que se seleccionen los mejores perfiles. Para
que se comparta con todos los tabasqueños la visión del Tabasco que se quiere
en seis años. Porque claro está que no se logrará el cambio verdadero con el
pensamiento y acción de un solo hombre. Sino con los miles y miles que tenemos
profundo amor a Tabasco.