En colaboración anterior comentábamos del contubernio para acabar con el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Tabasco (SITET) por órdenes de la “maestra” Elba Esther Gordillo Morales, presidenta vitalicia del SNTE, lo cual quedó a cargo de Andrés Granier Melo y sus funcionarios en la Secretaría de Educación (SE). De allí que desde el principio de la gestión fallida de Granier se pusieron trabas a los trámites normales de gestoría sindical a este sindicato independiente.
Al SITET no le quedó más que resistir todos los embates del gobierno y el menosprecio de los funcionarios de la SE. Fueron años intensos y lo siguen siendo. La lucha sindical se concretó ya no en buscar beneficios para el gremio, sino a no dejarse arrebatar lo que está garantizado en el contrato colectivo de trabajo. Tuvo el gobierno estatal un aliado en Diego Animas Delgado que compitió por la secretaria general en el 2007 y, habiendo perdido, se prestó para hacer naufragar la institución sindical por varios meses. Fueron momentos de zozobra e incertidumbre, de golpeteos en todos los órdenes. La segunda elección en octubre del 2008 demostró que efectivamente había un ganador y un perdedor, que para colmo de ellos, eran los mismos que en la primera elección.
Ante tal panorama era evidente que la SE y la sección 29 del SNTE eran aliados y cómplices estratégicos. Cada funcionario de la dependencia educativa tendría que dar muestras de pertenecer al corporativo de Elba Esther. Asimismo tenían que dar muestra de lealtad a la administración Luque combatiendo con todo al SITET.
Así sucedió en la Comisión Mixta de Escalafón, en las que se dio preferencia de promociones y ascensos a miembros del SNTE; lo mismo en las direcciones administrativas de los niveles (Preescolar, Primaria y Secundarias) y en sus respectivos departamentos, con órdenes directas de Miguelito Ramírez Frías, quien se ostenta orondo como poder tras el trono, y argumenta que son “órdenes de la jefa”. La orden era y es no dejar pasar nada al SITET y debilitar con trabas en gestoría a sus delegados y comité estatal ejecutivo.
Con esta actitud muestran que no les importa la educación, los planes de estudio, las escuelas, ni el aprendizaje. El interés está centrado en dos cosas. Una, en cumplirle a Elba Esther el sueño de acabar con el SITET a costa de lo que sea. Creían que ante las trabas diarias, que ante los embates, embustes y calumnias en cierta prensa, los afiliados a este sindicato correrían para regresarse a la inmóvil sección 29 del SNTE; lo cual no ocurrió; y dos, a costa de lo que sea también (incluyendo el desprestigio de la educación) posicionar a Rosa Beatriz Luque como puntera para una diputación local vía plurinominal. Así que en estos dos empeños ocupan sus pensamientos, su tiempo y es presumible que los recursos de la SE.
Los “asesores” de la secretaria de Educación, maestra Luque, no tomaron en cuenta que los trabajadores de la educación tienen una historia sindical y están conscientes que agrupados tienen mayores posibilidades de defender las prestaciones económicas y sociales históricas: aguinaldo, vacaciones, derecho a la salud, fondos de retiro, jubilación, etcétera, préstamos personales y de vivienda, mejores condiciones en su área de trabajo. Para eso fueron creados los sindicatos. No para defender profesores faltistas.
Y asimismo no tomaron en cuenta que no pueden quitar legitimización a la lucha sindical en tanto el ISSET y el ISSSTE, dependencias, estatal y federal, respectivamente, se encuentren en una situación económica que limita sus deberes constitucionales para con los trabajadores respectivos. Y que indudablemente en el caso del ISSET hay elementos que permiten concluir que las distintas administraciones de la misma, han incurrido en omisiones o en robos directos de su patrimonio. Por lo cual tienen a la dependencia sin fondos para la atención de los trabajadores al servicio del estado. De allí que sean los sindicatos los responsables de exigir cuentas al gobierno del estado sobre el funcionamiento de dicha institución. Y por lo pronto deben hacerse auditorías, antes que buscar cooptar a los cooptables dirigentes sindicales para que les autoricen aumento de cuotas a los trabajadores.
Para el ISSET son estorbo y molestia los enfermos, los derechohabientes, los que solicitan préstamos y los que piden su fondo de retiro, cuando precisamente para eso fue fundada esa institución; y para eso le aportan cuotas el gobierno del estado y los trabajadores.
En el resto del trienio vamos a ver los actos desesperados que realizará el gobierno del estado y la SE para cumplir con sus despropósitos. Peores cosas “veredes”, amigo lector.