El ritual del informe de Andrés Granier, entregado al Honorable Congreso el domingo anterior a través de su Secretario de Gobierno, Humberto Mayans, indica que no hay cambios en la forma de hacer política. Solamente rutinas conocidas; el hacer como que se cumple la ley, mediante protocolo. El informe: un documento anfibológico, plagado de mentiras, simples señuelos de humo, sin autocríticas. Puras y viles cuentas alegres de obras que no se ven por ninguna parte. Andan, por cierto, buscando a los tontos que se lo crean.
Por la tarde del mismo día celebraron la ceremonia del poder familiar en el Teatro Esperanza Iris. Regocijo de los grupos entrelazados en sus intereses; los rostros de siempre en los medios de comunicación, en los puestos de gobierno, en las ceremonias donde se aplauden recíprocos y sonríen con sus bonos de fatiga, los diezmos, además de los jugosos salarios acumulados en sus cuentas bancarias.
Presentes ex gobernadores, munícipes, regidores, diputados, dirigentes sindicales priistas, personajes del gobierno, aspirantes y suspirantes de puestos; todos ellos listos para escuchar con oreja cómplice el discurso del ciudadano gobernador, y ocasión para saludarse entre todos ellos con el abrazo –que parece muy amigable y sincero- de los políticos, sin las carteras en las bolsas, para no aplicarse el “dos de bastos “, ni dar “machetazo a caballo de espadas”.
Andaban alegres, meticulosos en su vestir, lociones finas, bien afeitados, festivos; las damas portaban vestidos propios para la ocasión, hasta las que no los acostumbran por su tipo de trabajo o sus preferencias en la moda.
Causaría risa, si no fuera por la seriedad de los asuntos que manejan, con recursos y poder ilimitados, omnímodos. Causarían risa, si no fuera por los malos manejos y peculados que cancelan posibilidades a las nuevas generaciones en el campo y la ciudad. Y sonríen sin rubor, los angelitos.
Estaban entre otros: el Gober precioso, sí, el Mario Marín, de Puebla, el que se vio involucrado con casos de pederastia; Ulises Ruiz, casi ex gobernador de Oaxaca, señor de horca y cuchillo, acusado por diversas ONGs de desapariciones forzadas, asesinatos, especialista en fraudes electorales; Roberto Madrazo el ex de aquí, con rostro nuevo, quien por cierto fue ampliamente derrotado por el también paisano, Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones federales del 2006, pero se le recuerda -a Madrazo- que en la campaña de 1994, para la gubernatura, utilizó más de 60 millones de dólares; Manuel Andrade Díaz, nuevo empresario de líneas aéreas; entre otros. Todos ellos prósperos, felices, pensando a qué rama del árbol es el siguiente salto.
La clase política en pleno, y los que se acercan al pastel, que no faltan. Dice la muy conocida Brígida Hernández que saludó al maratonista Madrazo en el Esperanza Iris, y le dijo que en el Congreso hay puros pendejos, que no la ayudan a ella y los acusó de que la sacan de las sesiones cuando se escucha su voz sonora, con verdades de oro, ahora con megáfono.
Entrados ya en el ánimo del discurso, se escucharon los lamentos del Job tropical, de que no se ha hecho mucho por la gente debido a las calamidades que han asolado a nuestra entidad: señala inundaciones, influenza, pero no la ira ciudadana y la corrupción gubernamental. Ni un piquito de autocrítica; ningún despido público de los funcionarios que han fallado; ningún perdón a los miles de trabajadores que corrió del gobierno. Tampoco ninguna propuesta respecto de cambiar y corregir de rumbo en estos dos aún largos, aciagos y oscuros años que faltan para que termine la pesadilla.
Y acordándose que le hacen mucho caso, muy orondo giró sus instrucciones claras, precisas, como cardenal que llama a misa: “los que quieren hacer política y buscan puestos para el 2012, le están fallando a Tabasco,que renuncien, para que se aboquen a sus intereses particulares de tiempo completo”. Muchos se pusieron a temblar. Uyyy que miedo.
Oh, y para sorpresa de todos, al día siguiente, lunes. Increíble: que le van haciendo muuucho caso, y presentan renuncia Humberto Mayans Canabal; Beatriz Luque Greene; Luis Felipe Graham y Héctor Peralta. Vaya, hasta la misma Brígida les dijo que, ella también, que es menos pendeja y ratera, renunciaba a gritar de oficio en el Congreso, porque, aunque no tiene estudios, sabe lo que es la política tricolor rupestre mejor que todos ellos.
Pd.- A la llegada de Luis Felipe, fuera del teatro, le gritaban: “dame mi salmoooooón”.