martes, 19 de junio de 2012


Adelante, ciudadanos, la hora esperada “est arrivé”.

Antonio Solís Calvillo
El amanecer del 1 de julio es el momento y día esperados por muchos. Será el día de la libertad o el día del horror y vergüenza en que el régimen reciba de nuevo el mandato para seguir saqueando. Ese día se definirá el grupo que administrará la federación, y por lo tanto nuestro estado y municipio. Con la marca en una boleta, el ciudadano tomará la decisión, luego de reflexionar sobre nuestro presente y futuro, si los sigue dejando a ellos, u opta por el cambio verdadero.
 Contra el verdadero cambio hay confabulaciones y conspiraciones. Entre ellos están los que se acomodan en la candidatura de Jesús Alí y Enrique Peña Nieto, y harán hasta lo imposible para continuar en el saqueo inconmensurable del dinero público. Violarán la ley electoral cien mil veces más, o las que sean necesarias, con tal de quedarse, como corsarios,  con lo que para ellos es un botín. Han dado muestra de ello en el desgobierno del granierato: se impusieron un bono mal llamado de fatiga; mandaron un montonal de dinero en efectivo en una avioneta a Cancún; han comprado casas y ranchos por doquier; han festinado sus decadentes reuniones romanas en la Quinta con el erario público; y sus bodas en hoteles de lujo en otros estados, incluyendo boletos de avión ida y vuelta.
Han asaltado las arcas públicas de manera insultante, y a la vista de todos. Sin consideración.  Se agrupan en todas las dependencias de gobierno. Y allí conspiran a pierna suelta.
Entre los confabuladores contra el cambio hay de todo (con sus excepciones, por supuesto): los altos dirigentes que aún quedan en el PRI; los dueños de periódicos, de estaciones de radio, constructores del dinero fácil, altos gerentes de empresas, dueños de escuelas privadas, rectores de universidades y directores de tecnológicos, delegados municipales, usureros, líderes charros, dueños de banco, lenones, ex gobernadores, los actuales altos mandos de las secretarías y directores de áreas. Todos ellos, a excepción de los delegados municipales, tienen altos sueldos y tienen a la mano el poder de manejar los recursos de las instituciones a su cargo.
Todos ellos lo hacen porque están acostumbrados a la vida regalada, como sultanes, como emperadores, como reyes.
Ya andan por las calles con bocinas estridentes anunciando que en los nuevos tiempos pondrán vino nuevo en los odres viejos; ya tienen en cada manzana al esquirol ciudadano que recibe unas cuantas migajas y reparte otras cuantas migajas. Como lumpen, como ratillas, como siervos, ofrecen billetes y la gloria futura siempre y cuando desoven voto a favor del PRI, previo billete, previa tarjeta choca, láminas, despensas, (“los pollos” reciben) pollos.
Los que están por el cambio verdadero son una gama amplia de ciudadanos conformada por integrantes de todas las clases sociales a quienes les ha llegado la crisis hasta la cocina: profesores, enfermeras, doctores, intelectuales, artistas, obreros, campesinos, pequeños y grandes comerciantes, monaguillos, estudiantes, periodistas, vendedores ambulantes, choferes de combis y taxis, pintores de brocha gorda, meseros, mecánicos, locutores, priistas de base.
Para ser exactos se enfrentarán dos proyectos muy distintos y encontrados: el que presenta Andrés Manuel López Obrador y, a nivel local, Arturo Núñez Jiménez; y el proyecto desdibujado de peor de lo mismo que presenta Enrique Peña Nieto, Jesús Alí de la Torre y Luis Felipe Graham.
Todo está preparado para que los ratones cometan fraude; ya lo están implementando. Y hay también ingredientes suficientes para presumir que ganarán las izquierdas; nunca como ahora hay un hartazgo general por la grave situación económica; nunca como ahora está el campo abandonado, nunca como ahora hay un saqueo popular en los cobros en gasolina, gas, energía eléctrica, telefonía celular. Nunca como ahora hay hambruna en sectores pobres. Nunca como ahora hay una industria del asalto, del robo de autos, del secuestro, que afecta a todos los sectores sociales. Y nunca como ahora hay una decisión ciudadana, popular, general, de ganarle al PRI y sacarlos del nicho donde se han apoltronado desde hace muchos años. El triunfo de las izquierdas. Es justo y necesario.
Ciudadanos: adelante, cumplamos nuestra cita con la historia, la hora de gloria  está arribando, la hora de gloria “est arrivé”.