El panorama
electoral de julio próximo se presenta bien para el PRD y aliados y mal para el
PRI-gobierno. Todo por servir se acaba, y es lo que le sucede a los grupos que
se han reciclado cada sexenio, cobijados por el PRI y mantenidos por el
gobierno.
Perdieron
el piso en todo. Y en el ejercicio de su desgobierno se roban hasta el
trapeador y el cesto para la basura del baño. Arrasan con todo, como una plaga,
como una de las bíblicas siete plagas del fin del mundo.
Una
expresión que decía AMLO y repetimos aquí: no tienen llenadera. Parecen raras las
palabras: peculado, estulticia y venalidad.
Pero refieren a la actitud de los gobernantes en turno y los pasados: Practicantes
de estulticia porque son nombrados en los puestos públicos y nada hacen o mal
hacen. Delincuentes de peculado porque se roban el dinero público, a manos
llenas, sin sonrojarse y sin vergüenza. Y lo hacen a la vista de todos. Son
denunciados públicamente y nada pasa. Las denuncias en periódicos, son para
ellos como el aire que les rosa leve. Y cuando son denunciados públicamente,
sacan a relucir la gran concha; y cuando enfrentan proceso judicial, si al
caso, son auxiliados no por defensores de oficio, sino por las mismas autoridades
de procuración de justicia. Ministerios públicos y jueces venales, más que corruptos, pues.
Por eso
hablamos de la alternancia, como necesaria y socialmente vital. A este
movimiento por la alternancia política, para sacar el gobierno de la venalidad,
peculado y estulticia, debemos unirnos todos. No solamente los simpatizantes de
los Partidos coaligados, el de la Revolución Democrática, del Trabajo y del Movimiento
Ciudadano, sino los de los otros partidos y los sin partido. Para mejorar entre
todos. El ejemplo es sencillo. Si tuviéramos una tienda de abarrotes, y no
pudiéramos atenderla nosotros mismos, tendríamos que contratar a un
administrador. Y si este administra bien, queremos que siga, pero si lo hace mal
hay que cambiarlo, y si roba, entonces mandarlo a juicio.
De ese
tamaño es la situación del estado y del país. Pero refiriéndome al estado, es
necesario que aprovechemos las elecciones próximas para recetarles un “estate
quieto”. Es necesario acotar a los que disponen del erario público como si
fuera peculio personal.
Y tenemos
claro que el triunfo el 1 de julio de lo que hoy llamamos las izquierdas no
garantiza ni que se tenga una varita mágica para solucionar los problemas que se vienen arrastrando por el saqueo
criminal de los gobiernos pasados agravados en el presente ni tampoco que la ciudadanía extienda un
cheque en blanco para que el nuevo gobierno, el de la alternancia ocupe el
lugar del gobierno como nuevos administradores y que haya el cambio de nombres
y hombres pero que todo siga igual.
Pero de que
hay un compromiso histórico, lo hay. Y se sintetiza en los puntos de gobierno
que señala Andrés Manuel López Obrador en el Nuevo proyecto de Nación.
Es seguro
que la ciudadanía necesita un cambio verdadero y no más de lo mismo, y mucho menos
este disfrazado con la careta de la alternancia.