jueves, 3 de mayo de 2012



El panorama electoral de julio próximo se presenta bien para el PRD y aliados y mal para el PRI-gobierno. Todo por servir se acaba, y es lo que le sucede a los grupos que se han reciclado cada sexenio, cobijados por el PRI y mantenidos por el gobierno.
Perdieron el piso en todo. Y en el ejercicio de su desgobierno se roban hasta el trapeador y el cesto para la basura del baño. Arrasan con todo, como una plaga, como una de las bíblicas siete plagas del fin del mundo.
Una expresión que decía AMLO y repetimos aquí: no tienen llenadera. Parecen raras las palabras: peculado, estulticia y venalidad.  Pero refieren a la actitud de los gobernantes en turno y los pasados: Practicantes de estulticia porque son nombrados en los puestos públicos y nada hacen o mal hacen. Delincuentes de peculado porque se roban el dinero público, a manos llenas, sin sonrojarse y sin vergüenza. Y lo hacen a la vista de todos. Son denunciados públicamente y nada pasa. Las denuncias en periódicos, son para ellos como el aire que les rosa leve. Y cuando son denunciados públicamente, sacan a relucir la gran concha; y cuando enfrentan proceso judicial, si al caso, son auxiliados no por defensores de oficio, sino por las mismas autoridades de procuración de justicia. Ministerios públicos y jueces  venales, más que corruptos, pues.
Por eso hablamos de la alternancia, como necesaria y socialmente vital. A este movimiento por la alternancia política, para sacar el gobierno de la venalidad, peculado y estulticia, debemos unirnos todos. No solamente los simpatizantes de los Partidos coaligados, el de la Revolución Democrática, del Trabajo y del Movimiento Ciudadano, sino los de los otros partidos y los sin partido. Para mejorar entre todos. El ejemplo es sencillo. Si tuviéramos una tienda de abarrotes, y no pudiéramos atenderla nosotros mismos, tendríamos que contratar a un administrador. Y si este administra bien, queremos que siga, pero si lo hace mal hay que cambiarlo, y si roba, entonces mandarlo a juicio.
De ese tamaño es la situación del estado y del país. Pero refiriéndome al estado, es necesario que aprovechemos las elecciones próximas para recetarles un “estate quieto”. Es necesario acotar a los que disponen del erario público como si fuera peculio personal. 
Y tenemos claro que el triunfo el 1 de julio de lo que hoy llamamos las izquierdas no garantiza ni que se tenga una varita mágica para solucionar los problemas  que se vienen arrastrando por el saqueo criminal de los gobiernos pasados agravados en el presente  ni tampoco que la ciudadanía extienda un cheque en blanco para que el nuevo gobierno, el de la alternancia ocupe el lugar del gobierno como nuevos administradores y que haya el cambio de nombres y hombres pero que todo siga igual.
Pero de que hay un compromiso histórico, lo hay. Y se sintetiza en los puntos de gobierno que señala Andrés Manuel López Obrador en el Nuevo proyecto de Nación.
Es seguro que la ciudadanía necesita un cambio verdadero y no más de lo mismo, y mucho menos este disfrazado con la careta de la alternancia.