El Partido de la Revolución Democrática de Tabasco vive un buen momento con oportunidades y retos. Con la renovación de la dirigencia tiene la oportunidad de formar un buen secretariado y una directiva de consejo político que haga un trabajo de filigrana para lo que viene con las elecciones en el 2012, que por cierto no es poca cosa: ganar la gubernatura, la mayoría de presidencias municipales y el Congreso local, además de aportarle suficiente votación a Andrés Manuel López Obrador y repetir triunfos con la fórmula para el senado y las diputaciones federales.
Pero calma, y nos amanecemos.
La tesis central es que para alcanzar los anhelados triunfos se necesita la unidad en la palabra y en los hechos. Un buen paso es la manera más o menos tersa en que se definió la elección del domingo 28 de agosto en la que Francisco Sánchez Ramos con 100 votos y Gerardo Gaudiano Rovirosa con 80, se alzaron con la presidencia y la secretaría general, respectivamente.
El mensaje enviado a la sociedad es que hay capacidad política suficiente para resolver los asuntos internos, organizar el partido desde las alegres y enjundiosas bases, seleccionar de manera clara buenos candidatos y atraer al electorado que quiere un cambio, pero que es apolítico, que está fastidiado y enojado (hasta la madre, dice el poeta Javier Sicilia) por la forma con la que se ha comportado la oprobiosa caco nepótica clase gobernante.
Tabasco requiere de un partido de izquierda fuerte, proclive a unir, a convivir con expresiones distintas, con dirigentes visionarios no mercenarios, con bases informadas.
El reto de la nueva dirigencia tabasqueña es conducir al PRD de tal manera que llegue a la elección del 2012 con un candidato o candidata fuerte para enfrentar a los costales de mañas y dinero que intentarán imponer a los candidatos del PRI.
No será una batalla fácil. Enfrentará el PRD a una poderosa maquinaria aceitada con dinero y bicicletas; enfrentarán a la estructura del gobierno y sus programas sociales; enfrentarán a las fuerzas policiacas y a los pandilleros que contratan para intimidar y –de ser necesario- robar urnas; enfrentaran a cierto grupo minoritario de empresarios que se benefician con contratos de obra y compras sobrevaluados; enfrentarán a esas dos familias apoderadas de la PGJ ; el PRI, el Instituto de Transparencia; el Instituto electoral (IECPT). Véalo así: cuando las hordas de pandilleros y funcionarios del PRI cometan delitos electorales antes y durante las elecciones, el hijo será defendido por el papá y hasta mandará detener a quienes le acusan. Cuando haya acusaciones sobre gastos desorbitados del PRI, y cuando desvíen recursos de las dependencias para el mismo fin, la mamá en Transparencia hará oídos sordos, y el hijo en el Instituto electoral se hará como que no pasa nada.
Por todo ello no ganará el PRD si va hacia esas elecciones con un candidato o candidata que no haya podido amalgamar los distintos intereses y aspiraciones de los otros aspirantes a la gubernatura.
Además, el gobierno maneja la bien aceitada maquinaria mediática (radio, televisión, prensa) con la cual aprovecharán cualquier resquicio para mostrar a un PRD intolerante, primitivo, peleonero, cerrero, dividido, cuaternario. Las plumas conocidas ya están bien entrenadas en eso, y bien pagadas.
Por eso como se comporten los grupos que integran la nueva dirigencia del PRD en los acuerdos y el cumplimiento de los mismos, será como les vaya en las elecciones del 2012.
Reiteración: sólo unidos habrá triunfos rotundos y contundentes; divididos habrá lamentables derrotas. Y recordemos que hay un sinfín de agravios contra la población, que, esperanzados, tienen la confianza que los nuevos dirigentes del PRD –Francisco Sánchez y Gerardo Gaudiano- estén a la altura de las circunstancias. Lo demás son discursos vanos, palabras huecas.